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Líbano sigue acogiendo a refugiados sirios durante el décimo año de la guerra

Foto del escritor: MUCSMUCS

Ariadna Recasens Quiles

Hace justo nueve años que lo que comenzó en Siria como una protesta pacífica, se ha convertido en una guerra contra la población civil provocando la mayor emergencia humanitaria de nuestros días. Más de 5,6 millones de personas se han visto obligadas a desplazarse a países vecinos desde el comienzo de la guerra y 6,6 millones lo han hecho dentro de su propio país. Según las cifras proporcionadas por el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), los principales países de destino donde los sirios van a buscar su seguridad y protección son Líbano, Turquía y Jordania.


Para entender cómo se forman estos movimientos forzosos y el conflicto que les obliga a la población siria a abandonar sus hogares en búsqueda de un nuevo futuro, hace falta contextualizar el origen del problema.


La situación estalla en 2011 cuando diferentes grupos de civiles se organizan para clamar la democracia y los derechos humanos en un entorno de corrupción y represión por parte del gobierno sirio. Como respuesta de dichas protestas, el Estado reforzó la fuerza militar matando a cientos de manifestantes que exigían la renuncia del presidente Al Asad. Con armas en la mano por ambos bandos, un año más tarde los enfrentamientos se intensificaron llegando a las ciudades más grandes del país, Damasco y Alepo, y haciendo sufrir a toda la población las consecuencias del conflicto. Tras la numerosas imágenes que han circulado en los medios de comunicación, como la de Omran, el niño de cinco años superviviente de un ataque aéreo contra la ciudad de Alepo, el horror se extiende entre los países europeos que se ven obligados a intervenir con ayuda humanitaria. Sin embargo, la responsabilidad de Europa se ve reflejada en el 10% de los refugiados que tienen ya asilo en distintos países del continente.



Según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, la militarización ha provocado unas 500.000 muertes sin contar a todas aquellas familias refugiadas vulnerables por la incapacidad de acceso a las ayudas humanitarias y a los productos básicos como alimentos, agua o medicinas. UNICEF insiste en proteger a los más de 2,3 millones de niños y niñas que se ven en necesidad de refugio y protección y garantizarles unos servicios mínimos para su desarrollo y crecimiento. Además, se le suman otros factores donde los menores se ven aún más afectados cómo son los matrimonios forzados, la violencia sexual, la violencia doméstica o la violencia de género. Save the Children es otro actor humanitario que trabaja principalmente en los campos de refugiados con el fin de ayudar y apoyar psíquicamente a los niños, niñas y familias que han vivido situaciones de injusticia social. “La guerra, ojalá nunca hubiera ocurrido. Siempre estoy preocupado por el futuro. Ojalá se facilitara en el mundo la vida de los jóvenes y tuviéramos más medios y oportunidades laborales” expone Ibrahim, un refugiado sirio en Líbano que huyó de la guerra y ha podido rehacer su vida gracias a su escolarización en JRS Líbano.


Líbano es uno de los principales países de destino para los refugiados sirios. Cerca de 1,07 millones se encuentran en este país en una situación de bloqueo en ayuda humanitaria por parte del gobierno sirio con el fin de dejar a la población al límite con más refugiados y desplazados y así obtener el control de territorios estratégicos. La problemática se agrava cuando las respuestas dadas por los países que proporcionan asilo no abasta a las numerosas personas refugiadas.


Líbano es un país inestable que no tiene la capacidad suficiente para afrontar el crecimiento demográfico al que se somete. Eso hace que tanto los refugiados como los propios residentes del país, padezcan una situación de crisis económica, política y social que afecta y deteriora la protección de los mismos. Según ACNUR, el 70% de los refugiados sirios en Líbano vive por debajo del umbral de pobreza. “Siria es la mayor crisis humanitaria y de refugiados de nuestros tiempos, una constante causa de sufrimiento para millones de personas, que debería obtener el apoyo masivo de todo el mundo” afirma Filippo Grandi, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados. El desbordamiento de la guerra civil siria predomina en las provincias libanesas del Norte y Bekaa, haciendo frontera con la parte oeste de Siria. A través de los informes REACH de los Servicios de OCHA, obtenemos datos actualizados sobre la respuesta humanitaria que se produce en esas zonas:



Por lo tanto, el flujo de refugiados obliga principalmente a los países fronterizos a ejercer políticas sociales para combatir con la crisis humanitaria que se está viviendo y poder abastar a las necesidades básicas de cada persona que se encuentra en situación de vulnerabilidad. Frente a este tipo de conflicto, los actores humanitarios tienen un papel importante en la proporción de ayuda y apoyo a aquellos que más lo necesitan. Mientras tanto, los refugiados y refugiadas sirias buscan nuevas oportunidades y un cambio favorable en sus vidas y así poder conseguir el futuro que se merecen sin vulnerar a los derechos humanos.

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