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La voz del docente: Francisco Bernete García



Francisco Bernete García

  • Doctor en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid

  • Profesor de la asignatura La comunicación pública en la sociedad multiétnica

  • Coordinador del Máster Universitario en Comunicación Social


La comunicación pública en la sociedad multiétnica


Hemos comenzado 2021 asistiendo a espectáculos que sorprenden a cualquiera por mucho que haya visto anteriormente. Uno de esos espectáculos ha sido el sitio y asalto del Capitolio estadounidense y, después, las tropas acantonadas en el interior de la Cámara por si fuera necesaria su intervención durante el debate sobre el segundo ‘impeachment” contra el presidente Donald Trump. ¿Cómo explicar estas imágenes tan violentas? ¿Cómo ha llegado a dividirse tanto la ciudadanía del país más poderoso de la Tierra? ¿Cómo afectan las divisiones y los enfrentamientos a la continuidad de la democracia? ¿Se trata de divisiones y enfrentamientos políticos?, ¿clasistas?, ¿racistas?, ¿culturales?

En la asignatura La comunicación pública en la sociedad multiétnica nos planteamos cada año reflexionar y dialogar sobre la contribución de los procesos comunicativos en la gestión de la diversidad y la reproducción de la convivencia.

Las pertenencias y adscripciones a distintos grupos interesan en el campo de los estudios de comunicación y en todas las ciencias que se ocupan del comportamiento humano; por ejemplo, cuando se aborda el análisis de representaciones etnocéntricas, actitudes prejuiciosas o conductas discriminatorias. Los científicos se preguntan de dónde proceden, como se desarrollan o adónde conducen tales representaciones, actitudes o conductas. Y, entre otras cuestiones, se plantean si los procesos de comunicación pública tienen algo que ver con su origen, características, funcionamiento o consecuencias.


La respuesta a esta cuestión tan general suele ser afirmativa, sobre la base de que, a través de la comunicación pública, se difunden representaciones de la sociedad en la que vivimos, de los propios miembros que la componen, de las interacciones que se producen entre unos y otros miembros (identificados de alguna manera) y de las que tienen lugar entre miembros de una sociedad y los de otra (igualmente denominados de algún modo que permita, al menos una ubicación imaginaria).


En la comunicación pública se refleja o se producen distinciones sociales con una amplia variedad de criterios (territoriales, ideológicos, profesionales, religiosos, etc.), a veces combinados (p. e., “negros ricos de Los Ángeles” o “mujeres iraníes con estudios universitarios”). Distinciones que pueden servir para facilitar el conocimiento de los diversos actores sociales y, en ocasiones, para dificultarlo, fomentando erróneas interpretaciones, por ejemplo, de las pautas o conductas de aquellos a quienes se conoce peor.


Las diferenciaciones puede que sean necesarias en la medida en que proporcionan la clase de gratificaciones que llevan consigo los sentimientos de pertenencia; pero, a la vez, son preocupantes porque señalar los límites entre lo(s) nuestro(s) y lo(s) no nuestro(s) puede implicar (y ocurre no pocas veces) la exclusión del disfrute de las ventajas y el arrastre de los más pesados inconvenientes para esos otros que, sin embargo, viven entre nosotros. Es decir, puede implicar la discriminación.


La heterogeneidad de las sociedades se incrementa a medida que se establecen en ellas personas procedentes de otros sitios: los migrantes transforman social y culturalmente los lugares a los que llegan, toda vez que con su llegada se generan nuevas relaciones, nuevas organizaciones formales e informales y, transcurrido un cierto tiempo, quizás hasta un nuevo marco de acción social. Todo lo cual proporciona sobradas razones objetivas para plantearse qué clase de convivencia tendrá lugar en esa nueva situación, con sujetos que traen consigo, además de ilusiones, necesidades, expectativas, etc., unas pautas de interacción diferentes a las de quienes ya ocupaban el territorio anteriormente.


En la producción de comunicación pública, hay organizaciones y grupos interesados en presentar a determinados colectivos de una cierta manera o, al menos, en evitar otras posibles representaciones de ellos. A su vez, esos mismos colectivos procuran ofrecer una autoimagen positiva, ya sea en los mismos medios de comunicación, ya sea en otros alternativos, usándolos de un modo reactivo a como entienden que han sido usados por otros productores de comunicación.


Cada sociedad permite hasta cierto punto la publicación de los conflictos y ve reflejada en sus comunicaciones públicas (también hasta cierto punto) su propia heterogeneidad y los enfrentamientos entre grupos que luchan por ganar legitimidad, convenciendo quizás, más que a los contendientes, a terceros que no intervienen de modo directo en la contienda.


La heterogeneidad y los enfrentamientos entre grupos por ganar legitimidad originan cambios en el orden de la comunicación. En esta asignatura nos preguntamos por esos cambios y nos planteamos cómo habrán de ser las prácticas comunicativas en el tránsito de una sociedad relativamente homogénea, desde el punto de vista de sus características étnicas, a otra más heterogénea.

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