Autor: Guillermo A. Pérez
Fuente: Fuera de Series
HBO Max ya está aquí. Y lo hace para quedarse. La plataforma de streaming, propiedad de Warner Media, se estrena en España con el objetivo de postularse como una alternativa real a la competencia, comandada por Netflix, Disney Plus y Amazon Prime Video. Formando así, un overbooking de posibilidades para la audiencia, la auténtica beneficiada de la disputa entre pares por quedarse con el trozo del pastel más grande. HBO Max, basada en la versión premium de la cadena de pago HBO, apuesta por una apertura por todo lo alto en nuestro país con una oferta disruptiva, que podría, incluso, dinamitar el mercado del servicio a la carta. El descuento del 50% en las nuevas suscripciones del portal hasta el 30 de noviembre con garantía indefinida, ha levantado ampollas entre los principales competidores. Los 4.49 euros mensuales que propone HBO distan, y mucho, de los precios del resto de servicios existentes, que se encuentran al alza debido a un mercado en bonanza impulsado por la pandemia.
El confinamiento generalizado del pasado año trajo consigo un cambio de paradigma en la consumición del entretenimiento, marcado por la digitalización y por la selección de contenidos a voluntad del espectador. El formato del servicio de pago de video bajo demanda en línea engendrado por Netflix en 2007, se ha expandido y adherido al estilo de vida de la audiencia del mismo modo, o incluso más, que la pandemia. Adaptables a los hábitos de consumo de la audiencia y a los nuevos tiempos, las plataformas de streaming ofrecen una amplia paleta de contenidos como películas, documentales y series a entera disposición del usuario, que es quién finalmente decide cuándo, dónde y cómo consumir la programación. Un modelo de negocio emulado a regañadientes y a la desesperada por la televisión, considero el medio de masas más estandarizado y popular del planeta.
Sin embargo, la paulatina perdida de audiencia y de interés entre el público, ha tambaleado por completo la rentabilidad del sector, que ve con recelo el auge de los nuevos formatos, cuyos datos son demoledores. En 2020, HBO experimentó un crecimiento del 244% en su seguimiento, Amazon Prime un 176%, mientras que Netflix creció en un 186%, a los que hay que sumar los 22 millones de nuevos suscriptores que la compañía acumuló durante el primer semestre del mismo año. Unas cifras que evidencia el éxito rotundo de un modelo que ha progresado tanto que ha pasado a representar una cuarta parte del mercado televisivo, tal y como sostiene el informe de la escuela online OBS Business School. El crecimiento insaciable de las plataformas deja en entredicho el actual modelo televisivo, desfasado y falto de ideas originales que se acoplen a la nueva normalidad que vive tanto la comunicación como la sociedad.
La oscilación del público juvenil hacia este tipo de contenidos en línea es uno de los puntos claves. El uso de las redes sociales como fuente de información y no como mero pasatiempo, el acceso al alcance de la mano de los portales de streaming y la imagen obsoleta que proyecta la televisión, son algunos de los factores detrás de este cambio de dinámicas. Una reconfiguración del tablero que emana, en cierta medida, de la propia coyuntura en la que nos encontramos inversos. La digitalización de las relaciones sociales como consecuencia de la globalización de internet como estándar de comunicación deja tras de sí una nueva realidad en la consumición. Una realidad que muchos se empeñan en negar, pero que arrastra a todo y a todos a su paso. Nuevos tiempos, al fin y al cabo.
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